Cachorro jugando en el parque con sus amos,
no logramos distinguir si el perrito es de alguna raza.
Savannah es una ciudad histórica del Sur en los Estados Unidos. La fundación de esta ciudad data del 12 de febrero de 1733, realmente fue el primer asiento europeo en el presente estado de Georgia. No fue el primer asiento en el Sur de los Estados Unidos, pero sí una de las pocas ciudades que no sufrió la destrucción total durante la terrible Guerra Civil y sus consecuencias. En Carolina del Sur, Mississippi, Alabama y otras partes de Georgia esta guerra arrasó con todo, quedando muy poco, o nada, de lo que una vez fue; tal y como se describe en la novela de Margaret Mitchell “Lo que el Viento se Llevó” (“Gone With the Wind”) publicada en 1936 y que muchos hemos visto en su presentación cinematográfica. Por alguna razón el general William T. Sherman no quemó a Savannah, como lo hizo en Atlanta y muchos otros lugares, acción a las que “las malas lenguas” dicen que fue por ser su novia de esta ciudad y a la que la historia concluye ser de acuerdo al mensaje que le envió al presidente Abraham Lincoln donde le decía que lo “Considerara su regalo de Navidades”. ¿Y qué tiene que ver toda esta historia con los perros? Calma, que todo se relaciona con la magia que usualmente no se ve pero siempre se percibe en Savannah.
Descansando mientras los amos tomaban un café
nos pareció tener algo de Gran Danés y Labrador
Varias veces hemos visitado esta bella, para nosotros bellísima, ciudad. Es encantador su diseño urbano que ya sobrepasa un siglo, probablemente dos. Realmente no es el tiempo, es la era que ya no se ve en muchas partes, y en la extensión de cuadras y cuadras, sólo en Savannah la hemos disfrutado. Cuando las ciudades eran transcurridas a pie y por las que se paseaba en carruajes tirados por caballos. Los robles proveían la sombra y el viento en su juego con el Spanish moss, o barba española, según colgaba de sus ramas marcaba la serenidad del lugar y el tiempo. Cada ciertas cuadras un parque daba la amplitud para ir por las tardes a socializar y otros parques más extensos eran los indicados para los paseos de fin de semanas. Los tiempos han cambiado mucho, pero los parques, los robles y el Spanish moss permanecen, y en ellos aun se ven los residentes de Savannah paseando con sus perros.
Doberman socializando con otro perro.
Así paseamos y caminamos de parque en parque por la ciudad. Admirando los monumentos que en algunos de ellos marcan el pasar del tiempo. En otros vimos fuentes y otras decoraciones que hacen de cada parque un lugar único. En muchos de ellos vimos personas paseando con sus perros, algunos de raza pura indiscutible y otros no tan definidos con respecto a la genética. Muy sociable todos los perros que vimos; sociables en el sentido que no demostraban timidez o agresividad hacia las personas ni otros perros. Mucha obediencia también vimos, no obediencia de hacer trucos malabáricos, pero sí de mantenerse en proximidad de sus amos y comportarse de acuerdo a lo que su amo indica ser apropiado. Algunos los vimos jugando, como corresponde si es eso lo que el amo desea; otros acostados muy tranquilos mientras sus amos estaban sentados en un restaurante, café u otro lugar; muchos caminando sin tirar de la correa ni rezagarse al paso del amo.
Un Shih Tzu haciendo de las suyas.
En la mayoría de los casos los perros y sus amos demostraron una relación de compañía, no de una persona llevando a hacer ejercicio al perro ni el caso donde la persona está al tanto de todo lo que hace el perro. Más bien proyectaron una imagen de dos, o más, amigos paseando juntos; cada uno reconociendo la presencia del otro sin estarse mirando la cara constantemente. En general, tantos los perros de raza pura como los que les notamos cierta mezcla, muy bien condicionados para la vida urbana y muy bien entrenados y socializados. Un verdadero placer compartir un paseo por tan bellos parques con personas que le tienen tanto afecto a sus mascotas, y los perros que demostraron un comportamiento sumamente digno de su especie.
Un Dachshund talla normal de pelo largo y
un Borzoi, que en Savannah o donde quiera, ya son palabras mayores.
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